21-07-2015
Arqueólogos, historiadores e investigadores continúan profundizando en el estudio de la tumba de la mujer hallada en
la cueva de El Mirón (Cantabria), cuyo cuerpo fue encontrado en 2010 y que pone de manifiesto que los
ritos que acompañan a los funerales, tal y como los conocemos en la actualidad, ya se estilaban hace nada menos que cerca de 16.000 años.
De hecho, uno de los últimos hallazgos protagonizados por un equipo de investigadores españoles en esta tumba fue que una alta concentración de polen fosilizado, lo cual no dejó dudas sobre que alguien depositó flores sobre este nicho del Paleolítico.
La tumba fue descubierta en 2010 y aunque la cueva de El Mirón era conocida desde 1903 las investigaciones arqueológicas no comenzaron hasta el año 1996. En el momento del hallazgo los restos de la mujer se encontraban en buen estado, intactos y no contaminados.
El cuerpo se encontraba manchado con pintura roja brillante estaba adornado con flores de color amarillo con una piedra grabada cerca. De hecho, por la pintura que fue hallada,
la mujer prehistórica fue apodada como “La Dama Roja”.
En el momento de su descubrimiento, su esqueleto era robusto y no tenía signos de haber padecido ninguna enfermedad y el hecho de que se
había celebrado un funeral bastante elaborado en el momento de su muerte hizo concluir a los investigadores que la mujer podría ser un alto cargo dentro de su poblado de origen, o que su muerte podría corresponder a un
ritual de sacrificio.
Otro de los hallazgos que llama la atención es que el esqueleto de “La Dama Roja” presentaba restos de varias especies de hongos (principalmente setas), plantas y animales entre sus dientes. En este sentido, los investigadores consideran que este descubrimiento es la evidencia más antigua que se tiene en España sobre la presencia de restos de la dieta alimentaria de
nuestros ancestros.
Los expertos que han llevado a cabo este trabajo también determinaron que en aquella época no se comían apenas hidratos de carbono, ya que los dientes de la mujer no presentaban apenas signos de descomposición. Sin embargo, no descartan la posibilidad de que los hongos encontrados fueran utilizados en el Paleolítico para ayudar a sazonar alimentos o como una medicina para curar algunas de las enfermedades del poblado.