05-09-2015
Un grupo de investigadores de la Universidad del País Vasco ha descubierto una importante
necrópolis antropomorfa(con apariencia humana) en el yacimiento de Torrentejo, situado en Labastida (Álava). La misma se encuentra excavada en una roca al norte de una iglesia románica situada en dicho yacimiento.
Los científicos, -pertenecen al grupo de Investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales de la Universidad del País Vasco y están dirigidos por el profesor Juan Antonio Quirós-, trabajan en este yacimiento Torrentejo dentro de la segunda fase de excavaciones arqueológicas iniciadas en el mismo en colaboración con la Diputación Foral de Álava y el Ayuntamiento de Labastida,
La necrópolis hallada se encuentra excavada en la roca al norte de la iglesia del yacimiento, y aunque todavía se encuentran en marcha los estudios especializados, todo parece indicar que
este espacio funerario fue el lugar de enterramiento de los habitantes de la aldea.
Asimismo, al sur la
Iglesia, -que sigue en uso porque se celebra una romería cada mes de mayo-, los expertos descubrieron restos de una construcción doméstica que podría datar del S.XI. La documentación que baraja el equipo de investigación hace que todos los indicios apunten a que podría tratarse de un palacio aristocrático de la Edad Media.
Pero éstos no son los únicos hallazgos de este grupo de científicos que también ha descubierto ocupación Calcolítica y del Bronce antiguo, que data del año 2000 A.C., esto es, de hace unos 4.000 años. En la misma, hay una importante colección de cerámicas decoradas y otros materiales característicos de ese período.
Los investigadores consideran como poco frecuente este tipo de hallazgos sobre poblados al aire libre por lo que califican los mismos de “importantes” para tener más datos sobre las fases de la ocupación campesina del valle del Ebro.
En este sentido, permitirán conocer los procesos de formación de las aldeas en la Alta Edad Media, así como la constitución de los poderes señoriales, la consolidación de la monarquía navarra en el espacio y la emigración de estos poblados hacia de los principales núcleos de población de la zona.
Por otro lado, el grupo de investigadores ha determinado que la Iglesia existente en este yacimiento sufrió un proceso de reconstrucción que data del S.XVII y que se realizó en diferentes fases. En sus inmediaciones, también se edificó una construcción donde residía un ermitaño y había un viñedo que aportará luz sobre la economía especializada que ya manejaban los habitantes del lugar y que dependía de otros territorios.